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Lo que se revisa en estos artículos es un verdadero tesoro para cualquier coleccionista de Star Wars. Son algunas de las únicas imágenes que existen de los showrooms de Kenner en las Ferias de Juguetes de principios de los 80, con fotografías pertenecientes a las colecciones de Todd Chamberlain, Chris Georgoulias, Ron Salvatore, John Kellerman, Gus López y Will Grief, todos del gran sitio de Gus López, The Star Wars Collectors Archive.
Para la Toy Fair de 1981, Kenner apostó fuerte por la inmersión en el universo Star Wars, montando tres dioramas espectaculares inspirados en El Imperio Contraataca:
Estos dioramas no sólo mostraban las figuras y vehículos en su hábitat natural, sino que también ofrecían un nivel de detalle nunca antes visto en una Toy Fair, con efectos de niebla, texturas realistas y fondos pintados a mano.
Kenner no escatimó en detalles para recrear Dagobah en su showroom. Gracias a un fondo pintado con árboles retorcidos y niebla artificial hecha con espuma o algodón, el Dagobah Playset se robó la atención, con sus raíces tridimensionales y su función de levitación para entrenar a Luke con la Fuerza. Al diorama se incorporaron el TIE Fighter y el X-Wing. La caja del X-Wing tenía una caja con una nueva imagen basada en Dagobah.
El diorama de Hoth fue uno de los más impresionantes del showroom, con una enorme área dedicada a la batalla más famosa de El Imperio Contraataca (y de la saga), que se mostraba con un fondo nevado pintado a mano y efectos de “nieve” aplicados manualmente y que contaba con los siguientes juguetes:
El diorama de Bespin, aunque menos documentado que los otros dos, demostró el nivel de detalle de Kenner al recrear escenas icónicas. Pareciera ser que está menos documentado porque se aprecia un poco màs pobre comparativamente.
La llegada a Cloud City
Slave I y Boba Fett
Como en años anteriores, Kenner presentó sus figuras en una exhibición especial, esta vez con una montaña de exhibición atrás de un vidrio rodeada de figuras en blister con las ofertas mail-away de 1981:
El logotipo de Empire Strikes Back flotaba sobre el display, reforzando la identidad de la línea. Ambas promociones se encontraban también en exhibición.
Entre otras exhibiciones destacadas, se encuentran:
Con dioramas impresionantes, una oferta cada vez más variada y una estrategia comercial más agresiva, Kenner dejó claro en la Toy Fair de 1981 que Star Wars ya no era sólo una línea de juguetes, sino un universo entero que los niños podían explorar y coleccionar.
Para los coleccionistas de hoy, esta exhibición representa un hito en la evolución de la franquicia, donde Kenner dejó de simplemente vender figuras y empezó a recrear la galaxia en cada detalle.
Y tú, si hubieras estado ahí, qué pieza te habrías llevado sin dudarlo?
En 1982, el mercado de juguetes experimentó cambios significativos con la introducción de nuevas líneas que impactaron la popularidad de productos existentes como los juguetes de Star Wars de Kenner. En el sitio Battle Ram Blog se menciona que la línea de juguetes Masters of the Universe (MOTU) de Mattel se presentó al público por primera vez el 17 de febrero de 1982 durante la Toy Fair de Nueva York. Este evento fue significativo, ya que marcó el debut oficial de He-Man y su universo, introduciendo a los personajes y productos que conformarían la línea. El blog destaca que, aunque algunos celebran el 12 de octubre de 1982 como el aniversario de He-Man, la evidencia sugiere que la línea MOTU ya estaba disponible en tiendas para mayo de 1982, con una oferta de reembolso en los primeros minicómics que indica que las figuras podrían haber estado en tiendas desde el 1 de marzo de 1982.
MOTU rápidamente ganó popularidad y se convirtió en un competidor destacado en el mercado de juguetes de acción. La introducción de He-Man representó una competencia directa para las líneas de juguetes establecidas, incluyendo la de Star Wars de Kenner. Aunque los juguetes de Star Wars continuaron siendo populares, la aparición de nuevas líneas exitosas como He-Man diversificó las opciones disponibles para los consumidores y pudo haber afectado la cuota de mercado de Star Wars en ese período.
En el artículo de prensa del Austin American-Statesman, fechado el 1 de diciembre de 1982 se menciona la guerra de los juguetes entre Kenner, Hasbro y Mattel, describiéndola como un conflicto recurrente en la industria del juguete, con intensificación en la temporada de compras navideñas. En particular, se señala que las batallas entre estas compañías se reactivaron alrededor del Día de Acción de Gracias, con una estrategia agresiva de publicidad dirigida a niños de 5 a 11 años. Por su lado, Kenner es destacado como el productor de las figuras de acción de Star Wars, incluyendo personajes como R2-D2, Luke Skywalker, Leia Organa, Darth Vader y Yoda. Esto es curioso ya que dicho año, la línea de figuras de acción se amplió con personajes adicionales, incluyendo versiones actualizadas de R2-D2 (con Sensorscope) y C-3PO (con extremidades desmontables), así como nuevas incorporaciones como Luke Skywalker con equipo de batalla en Hoth, el Comandante AT-AT, el piloto del Cloud Car de doble cápsula, el guardia de seguridad de Bespin, junto con 4-LOM, Zuckuss, y el piloto TIE Fighter imperial.
En dicho artículo se menciona también que los productos de Star Wars están entre los cinco juguetes más vendidos, junto con otras líneas populares de la época como Strawberry Shortcake (Kenner), Barbie (Mattel), E.T. (varios fabricantes) y Masters of the Universe (Mattel). Por último, se hace mención a He-Man y los Amos del Universo como un competidor emergente sugiriendo que un “plagio” de la idea de Star Wars, pero combinado con la fantasía de Dungeons & Dragons.
A pesar de agregar artículos interesantes a la colección, el 82 fue tal vez para Kenner un año medio flojo en cuanto a nuevas ofertas atrayentes que hicieran que su participación en la Toy Fair de ese año fuera menor, dando protagonismo a nuevos competidores.
A pesar del impacto de E.T., el Extraterrestre en la industria del entretenimiento y su éxito en el mercado de juguetes con cientos de productos licenciados, Star Wars continuó presente en la escena, aunque con ventas más modestas en comparación con años anteriores. Mientras los productos de E.T., como los muñecos de peluche de Kamar International, dominaban las ventas navideñas, la franquicia de Star Wars, impulsada por Kenner, mantenía su lugar en la Toy Fair pero sin el furor de años previos.
La llegada de E.T. coincidió con un cambio en las tendencias del mercado de juguetes, donde los productos con licencias fuertes—como Strawberry Shortcake y Los Pitufos—se mantenían sólidos, pero las ventas de Star Wars reflejaban un desgaste natural tras años de dominio. Este cambio también se vio influenciado por el auge de los videojuegos, especialmente con la popularidad creciente de Atari y los sistemas de competencia como Colecovision y Vectrex.
Mientras E.T. se consolidaba como un fenómeno de ventas, los juguetes de Star Wars intentaban sostener su relevancia en un entorno de creciente competencia. La Toy Fair de aquel año evidenció esta transformación en la industria, con la presencia de clásicos renovados como G.I. Joe, así como con la expansión de líneas militares y de ciencia ficción. El desafío para Kenner y Star Wars era claro: adaptarse a un mercado en constante evolución donde el fenómeno de E.T. marcaba un nuevo estándar en la mercadotecnia de juguetes licenciados.
Para 1984, Star Wars ya se había convertido en un pilar de la industria del juguete, y Kenner dominaba la Toy Fair con presentaciones cada vez más ambiciosas. Este año no fue la excepción: con Return of the Jedi aún fresco en la memoria de los fans, la exhibición de Kenner fue una de las más espectaculares hasta la fecha, con dioramas detallados, nuevas naves y una sala del trono digna del Emperador.
El diorama principal de 1984 fusionó dos de los escenarios más icónicos de la trilogía:
Kenner utilizó fondos recortados para darle dimensión a la escena, haciendo que la exhibición se sintiera como una auténtica recreación de lo experimentado en la película. Frente al diorama, una mesa exhibía el debut de la Biker Scout Laser Pistol, destacándola como uno de los lanzamientos del año. En una pared adyacente se encontraban muestras de los empaques de los juguetes de ROTJ, con algunas naves colgadas para darles un efecto dinámico.
Si el diorama de Hoth de 1981 había sido impresionante, el Trono del Emperador en 1984 elevó el nivel a otro nivel.
Inspirado en la sala del trono visto en la segunda Estrella de la Muerte del Return of the Jedi, este diorama presentaba al emperador en total plenitud sobre un trono que nunca salió a la venta, sólo se exhibió en esta feria y no existen registros que haya habido intención de que pasara a ser algo productivo en el futuro. El trono del Emperador que aparece en estas fotos terminó en una colección privada, después de ser adquirido a un ex vendedor de Kenner que trabajó en la Toy Fair.
Es interesante cómo se le entrega total protagonismo al Emperador, siendo este el que “presenta” todas las figuras disponibles de la colección hasta ese momento, no habiendo nada igual en las presentaciones previas. Además de exponer los cases de Vader, 3PO, blaster, la bandolera de Chewbacca, así como la Synootles and Max Reebo Band y mucho más.
Los letreros que se aprecian colocados en la pared detrás del diorama, también llegaron a manos de coleccionistas, convirtiéndose en piezas únicas de la historia de Kenner.
En una de las fotos del showroom, un vendedor aparece completamente equipado con productos de Star Wars, listo para la acción. ¿Un actor contratado? ¿Un fanático apasionado? No lo sabemos, pero su entusiasmo definitivamente aportó al espectáculo. Ese mismo vendedor aparece retocando un busto de Chewbacca entre visitas, que por lo visto estaba posicionada en otro lugar del showroom. Esa máscara no parece ser una don Post por sus colores y además que abarca más que la cabeza. Esto más parece una forma de decorar en el showroom, así como se hizo con el R2-D2 en la Toy Fair de 1978.
Kenner dedicó un área exclusiva para sus peluches de Ewoks y Woklings, en un entorno boscoso. Aunque no todos los fans adoraban a los Ewoks, si estos causaron gran sensación en los niños (por algo lanzaron tantos figuras de personajes Ewoks) y realizaron un trabajo de escenografía notable.
Arriba del diorama principal se aprecia un X-Wing y una Y-Wing sobrevolando Endor y Taooine respectivamente. A un costado de este diorama era posible encontrarse con una de las exhibiciones más impactantes de la Toy Fair, dada las naves que ahí se encontraban:
Como en cada Toy Fair, los vendedores de Kenner estaban en modo demostración máxima, convenciendo a los compradores de que Star Wars seguía siendo la mejor inversión. Las figuras y vehículos eran explicados en detalle, con énfasis en sus funciones y posibilidades de juego.
A medida que el hype de Return of the Jedi comenzaba a desvanecerse y la línea de juguetes de Kenner se acercaba a su fin en 1985, la Toy Fair de 1984 fue la última gran exhibición de Star Wars en su época dorada, donde se pudieron evidenciar dioramas más ambiciosos que nunca, naves colgadas simulando su vuelo y una Sala del Trono icónica, con lo que se buscaba evidenciar que Star Wars seguía fuerte en el mercado.
Aunque las ventas comenzarían a bajar en los años siguientes, esta Toy Fair fue un testimonio del impacto de Star Wars en la industria del juguete, dejando un legado de juguetes que marcaron a varias generaciones.
Para 1985, la fiebre de Star Wars comenzaba a desvanecerse en el mundo de los juguetes. Sin embargo, Kenner aún tenía un as bajo la manga para tratar de mantener la línea en el mercado: las figuras con monedas conmemorativas de la colección Power of the Force (POTF), Droids y Ewoks.
En la Toy Fair de Nueva York de 1985, la compañía presentó una serie de mock-ups gigantes de monedas como parte de su estrategia de ventas para atraer compradores mayoristas. Estas piezas no sólo eran exageradamente grandes (midiendo varios centímetros de diámetro), sino que también mostraban un nivel de detalle impresionante, destacando la artesanía con la que Kenner diseñaba sus exhibiciones.
Estas enormes monedas siguen siendo testigos de un momento clave en la historia del coleccionismo, representando el último esfuerzo de Kenner antes del “apagón” de Star Wars en los juguetes hasta su resurgimiento a finales de los 90 y que no ha parado luego de casi 30 años.
Si hablamos de piezas únicas y espectaculares, la moneda gigante de Darth Vader es una de las más impactantes.
Mientras que otras monedas gigantes de la exhibición (como las de Boba Fett, Thall Joben y Logray) eran impresas sobre un fondo plano, la moneda de Vader era tridimensional, lo que la convertía en una de las piezas de exhibición más impresionantes que Kenner jamás produjo. Esta pieza es tan rara que hoy en día es prácticamente inubicable, a diferencia de algunos otros displays de Toy Fair que han terminado en colecciones privadas.
La moneda de Boba Fett es otra de las joyas de esta exhibición.
Lo más curioso es que no está claro cómo clasificar esta pieza. ¿Es un prototipo de exhibición? ¿Un modelo de producción que nunca salió? ¿Un display de tienda? Sea lo que sea, es un objeto único y de gran importancia en la historia del coleccionismo de Kenner.
Para promocionar la línea de Droids, Kenner presentó una moneda de gran tamaño con la imagen de Thall Joben, el protagonista de la serie animada. Esta pieza tenía un color bronce a diferencia con la que salió finalmente en producción. A pesar del esfuerzo de Kenner por hacer que Droids fuera un éxito, la serie y su línea de juguetes no lograron enganchar al público, convirtiendo estos artículos en curiosidades del universo coleccionista de Star Wars.
Para la serie Ewoks, se presentó una moneda similar a la de Droids, esta vez con el chamán Logray. También se exhibió en un tamaño muy grande, sólo que su color si fue idéntico al de producción. Al igual que Droids, la línea de Ewoks no tuvo el impacto esperado, lo que convierte estos artículos en rarezas difíciles de encontrar hoy en día.