Dos años antes del estreno de Star Wars, Marc Pevers —entonces vicepresidente de licencias en 20th Century Fox— quiso vender los derechos de juguetes de una película que aún nadie había visto, pero George Lucas se negó a esa posibilidad por temor a que hubiera filtración de su material y hubiera copias de naves y otros antes de presentar su obra. Por este motivo, recién se iniciaron las conversaciones 6 meses antes del estreno. Pevers intentó negociar con Mattel, Hasbro y Parker Brothers, pero todas estas rechazaron la propuesta sin dudarlo. Nadie imaginaba el fenómeno que estaba por venir.
En el piso 11 del edificio Kruger, en Cincinnati, un grupo de creativos de Kenner decidió escuchar. El principal, Jim Swearingen, un joven diseñador y fanático de la ciencia ficción. Pevers le entregó el guion de la película junto con fotos promocionales en blanco y negro. Tras leerlo, Jim comprendió que ahí había algo especial. Su jefe, Dave Okada, también se contagió del entusiasmo. Todo el equipo coincidió: tenían que hacerlo, aunque el tiempo jugaba en su contra. El proceso de diseño, licencias, prototipos y pruebas requería al menos un año… y sólo quedaban seis meses. En el camino, se hicieron prototipos del Tie-Fighter y el X-Wing sin tener mayor información ni detalles.
Sin acuerdo legal aún, Kenner siguió adelante, impulsados por pura intuición. Jim Swearingen viajó a ILM y se reunión con Lippincott (vicepresidente de Marketing, Publicidad, Promoción y Mercaderías en Lucasfilm). Ahí, revisaron blueprints de X-Wings y TIE Fighters, así como dibujos de la Estrella de la Muerte. Lippincott le ofreció lo necesario que necesitara y que luego se lo enviarían a Kenner. Así también conoció material inédito que aún estaba en producción (la mítica primera escena de combate que abre la película y la saga de Star Wars). Con todo, Jim conformó un listado preliminar de personajes y criaturas que podrían transformarse en figuras de acción:
Luke Skywalker
Princess Leia Organa
C-3PO (See-Threepio)
R2D2 (Artoo-Detoo)
Han Solo
Chewbacca
Ben (Obi-Wan) Kenobi
Darth Vader
Stormtrooper
Grand Moff Tarkin
General Motti
General Taggi
Tusken Raider (Sand People) *En el listado original aparece escrito como Tuskin
Bantha
Jawa
General Dodonna
General Willard
Uncle Owen Lars
Aunt Beru Lars
Rebel Pilots:
Wedge
Biggs
John D.
Porkin
Cantina Musicians
Cantina Patrons/misc.
Jabba *Curiosa la aparición de Jabba. Seguramente aparece en una fotografía de filmación.
Death Star Tech.
Rebel Ships:
X-Wing Fighter
Y-Wing Fighter
Rebel Blockade Runner
Millenium Falcon
Fuente: Engineering an Empire: The Creators of Kenner’s Star Wars Toys
En esa época, lideraban la industria de los juguetes Barbie y Gijoe, cuyas líneas de personajes medían más de 30cm. Entonces, hacer un Millenium Falcon o un Xwing para ese tamaño de juguete era totalmente inviable. Para avanzar necesitaban convencer a Bernard Loomis, presidente de Kenner. Okada y Swearingen prepararon la presentación, y le pidieron definir el tamaño de la nueva línea de juguetes. Loomis escuchó, reflexionó, y aplicó su instinto infalible para detectar productos con potencial de juego: lo que él le llamaba “Toyetica” (que tuviera un don de juego). Para él, Star Wars lo tenía todo, y en un gesto casi mítico, formó un puño, abrió el pulgar y el índice y se midió el espacio entre ellos: “Esta será su altura”, dijo. La regla marcó 9,5 centímetros. Así nació la escala de las figuras más emblemáticas de la historia del juguete.
Fuente: Plastic Galaxy – The story of Star Wars Toys & Engineering an Empire: The Creators of Kenner’s Star Wars Toys
Lo más similar en tamaño eran los juguetes Adventure People de Fisher Price (1975-1985), por tanto Jim tomó algunas de estas figuras y los moldeó con masilla Bondo sobre ellos para crear los primeros prototipos de las primeras figuras en la línea de Star Wars. Hoy ese proceso se conoce como kitbashing. Cuando llegó el momento de mostrar los prototipos a Lucasfilm, aún faltaban los Jawas. Okada, decidido, cortó un pedazo de su propio calcetín café y vistió al pequeño personaje para completar la muestra. Viajaron a California… pero George Lucas no se presentó a la reunión. Aun así, la demostración se realizó. Mostraron las figuras, sus articulaciones y hasta los agujeros en los pies, diseñados para que pudieran pararse junto a los vehículos y accesorios.
El 26 de marzo de 1977, casi dos meses antes del estreno, Bernard Loomis finalmente cerró el trato con Lucasfilm: por cada dólar de venta, Kenner recibiría 95 centavos, mientras Lucas y Fox se repartirían los 5 restantes en partes iguales. Los derechos serían de por vida, con una sola condición: pagar 10.000 dólares anuales a Lucasfilm.
El 29 de marzo de 1977, Jim volvió a viajar a ILM con varios modelos y prototipos para juguetes Kenner para presentarlos a Alan Ladd Jr., quien era el presidente de la 20th Century Fox. Loomis le pidió a Ed Schifman, Design Manager en Kenner, que llevara a todo su equipo a ver la película de Star Wars. Jim paticipó en el preview del 1ero de mayo en San Francisco (¿Todos habrán participado de la misma función?). Él junto a su equipo llevaron cámaras y registraron escenas para poder tener ideas de qué hacer cómo juguetes luego. Al comienzo hicieron sólo reutilización de juegos y algunos otros juegos de mesa.
Para la promesa de los primeros juguetes de Star Wars, el Early Bird Certificate, cuando se lo presentaron a George Lucas y su equipo, estos quisieron ser parte de esto y conocer luego qué es lo que los niños recibirían. Dado esto, ellos y personal de Kenner firmaron los primeros cupones de solicitud de estos juguetes (Imágenes capturadas del documental Plastic Galaxy – The story of Star Wars Toys.
El resto es historia. Así nació una leyenda que no solo cambió la industria del juguete, sino también la forma en que jugamos, soñamos y coleccionamos a través de la galaxia.
PD: Y si alguna vez te has preguntado por qué existen tantas variantes en las figuras originales respecto a algunas diferencias, Jim menciona en el documental Plastic Galaxy – The story of Star Wars Toys, que sin duda “La fábrica metió la pata”.