Hacer un juguete de plástico no es cosa fácil. Antes de que una figura de acción llegue a nuestras manos, hay un proceso largo y costoso detrás: diseño conceptual, investigación de mercado, modelado, y lo más caro de todo, la fabricación de moldes de acero para la producción masiva mediante inyección de plástico. Sólo el costo de esos moldes puede dejar fuera de juego a cualquier empresa que no sea un gigante del rubro. Además, todo este proceso puede tardar hasta un año, por lo que las compañías deben planificar sus lanzamientos con muchísima anticipación.
¿La clave para sobrevivir en esta industria? Ahorrar donde se pueda sin arruinar el producto. Uno de los métodos favoritos para reducir costos ha sido lo que podríamos llamar la reutilización de productos. Básicamente esto es volver a lanzar juguetes antiguos con un lavado de cara y un poco de maquillaje. Para jugueteras que tienen un amplio catálogo, esta estrategia es una verdadera mina de oro, ya que la inversión compleja inicial en el diseño y los moldes ya fue hecha. Incluso, conocen un posible resultado en el mercado de los juguetes, dado que ya han sido un éxito o un fracaso, aunque de todas formas esto no asegura nada preliminarmente, pero sí permite mejorar la puntería. Así, reutilizarlos les permite sacar nuevos productos rápidamente y con una mínima inversión y como una apuesta segura.
Como sabemos, en 1976, la licencia para fabricar figuras de acción de Star Wars fue ofrecida a Mego Corporation, el líder del sector en ese momento. Sin embargo, Mego rechazó la propuesta, lo que le abrió las puertas a Kenner para obtener dichos derechos. Pero no todo fue felicidad durante ese tiempo. El estreno de Star Wars era en mayo de 1977, por lo que había que cumplir con tener una oferta de juguetes demasiado encima de la fecha y por ningún lado estaban dadas las condiciones de lograrlo. Además, había mucha incertidumbre respecto al real éxito que pudiera tener la película, incluso algunos de los actores no apostaban a ello.
Entonces, ¿Cómo enfrentar el problema? Kenner apostó por reutilizar bastantes productos exitosos que tenían de producciones previas y que relanzarían con una nueva capa de pintura galáctica, logrando tener resultados de forma muy rápida. Esta rapidez fue clave especialmente al comienzo de su relación con Star Wars, y los tenía tranquilos ya que nadie esperaba que Star Wars fuera a explotar como lo hizo en 1977. Una vez que la película se convirtió en un fenómeno, Kenner tuvo que entrar en modo emergencia: necesitaban tener juguetes listos para la Toy Fair de 1978 y eso estaba a la vuelta de la esquina.
Ese poco margen de tiempo llevó a decisiones estratégicas: reutilizar juguetes antiguos para sacar productos nuevos con la marca Star Wars. Y como en esa época cualquier cosa que dijera “Star Wars” vendía como pan caliente, Kenner adaptó varios de sus juguetes más populares a la licencia.
¿El resultado? Se tuvo productos curiosísimos como sets de Play-Doh, proyectores Give-a-Show, el Movie Viewer (el clásico proyector de manivela de Kenner), y sets de pintura Dip Dots con la marca de esta nueva historia. Sin embargo, estos no nos interesan demasiado en esta historia, ya que eran productos diseñados desde un comienzo pensados en adaptarse a distintas licencias. De hecho, Kenner sacó sets de Play-Doh para casi todas sus franquicias durante 30 años, y obvio, Star Wars no fue la excepción.
Juguetes reciclados provenientes de otras licencias completamente diferente, como The Six Million Dollar Man y The Bionic Woman, que sirvieron como base para un par de productos de Star Wars lanzados en ese apurado 1977 para lograr llegar al horizonte de 1978.
Uno de los primeros juguetes de Star Wars realizado por Kenner fue un cepillo de dientes eléctrico. Pero no cualquier cepillo, sino uno transparente, con un diseño que dejaba ver unos coloridos insertos de papel que originalmente tenían imágenes de los personajes de The Six Million Dollar Man y The Bionic Woman. Para transformarlo en versión Star Wars, Kenner sólo tuvo que reimprimir esos insertos con personajes de la galaxia muy, muy lejana.
Lo más divertido es que, gracias a su forma alargada y su estructura, el cepillo recordaba a un sable de luz. Incluso venía con dos cabezales intercambiables que —si usabas un poco la imaginación— podían parecer haces de luz de distintos colores. ¿Un sable de luz para limpiar los dientes? Por qué no.
Otro caso curioso fue el Star Wars AM Headset Radio. Este auricular con radio incorporada era una reencarnación directa del Six Million Dollar Man CB Headset Radio Receiver, lanzado apenas un año antes. Como en 1978 ya se estaba desinflando la moda de las radios CB (radios con comunicación), Kenner decidió modificar la electrónica para que funcionara como una radio AM común.
¿El resultado? Unas orejeras estilo años 70 con una vibra muy sci-fi, que si bien no eran canon en el universo Star Wars, se parecían bastante a los headsets que usan Luke y Han cuando operan las torretas del Halcón Milenario. Y la caja, con una ilustración de Luke en modo combate espacial, era simplemente genial. Hoy, este producto es uno de los más raros de encontrar.
Aunque el cepillo de dientes y los audífonos reciclados lograban encajar de alguna manera en el universo de Star Wars, hubo otros productos donde la adaptación fue demasiado forzada ya que de base no tenían nada relacionado con el universo Star Wars.
Kenner tenía una línea de vehículos llamada SSP (abreviatura de Super Sonic Power) que funcionaban con un dispositivo de arrastre que los hacía salir disparados. ¿Qué hizo Kenner cuando la fiebre por Star Wars explotó? Tomaron sus viejas vans, las repintaron y las decoraron con calcomanías del Imperio y la Alianza Rebelde… ¡y listo! Nacieron las Star Wars SSP Vans.
Había dos modelos: una van negra para el imperio y una blanca para los rebeldes. Se vendían por separado o juntas en un set de acrobacias. ¿El problema? No había nada remotamente “galáctico” en ellas. Eran, sin anestesia, furgones setenteras disfrazadas a la rápida.
El juego X-Wing Aces Target Game prometía tener una galería de tiro en casa, pero en realidad reutilizando una versión maquillada del viejo Aerial Aces, un juego de disparos con estética de la Primera Guerra Mundial, en donde la idea original era derribar biplanos en pantalla con una ametralladora y teniendo efectos de sonido. Para Star Wars, se repintó la carcasa de rojo a gris claro, y se cambiaron los gráficos de los biplanos por un caza TIE en movimiento y una imagen de un Ala-X que seguía la dirección del cañón, sobre un fondo de la Estrella de la Muerte. Un dial marcaba la puntuación, y las calcomanías representaban indicadores que mostraban las coordenadas del hiperespacio, la velocidad orbital y los años luz por segundo. Aunque el resultado prometía un juego entretenido por medio de algo visualmente llamativo, el juguete nunca tuvo mucho éxito.
Remco, una división de Azrak Hamway International (AHI), fue durante años reconocida por diferenciarse del resto de la compañía. Mientras AHI se enfocaba principalmente en productos de bajo costo destinados a tiendas de descuento, lo que hoy llamaríamos artículos de “compra por impulso”, la marca Remco se reservaba para juguetes de mayor calidad y con mayores aspiraciones.
Remco, en 1973 lanzaron el Utility Belt de Batman, concepto que expandieron en 1976 con los lanzamientos, además de Batman, de Star Trek y de Space:1999. Pareciera ser que estos lanzamientos del cinturón de Batman se hicieron durante varios años, ya que hay otro layout de cartón (algunos sitios mencionan que también es de 1976), y además en 1979 lanzaron los Official Utiliy Belt del Captain America y de Batman.
Dado que AHI estaba preocupada de la venta de productos de bajo costo, en 1976 ellos lanzaron una versión acotada con sólo dos walkie-talkies de Batman.
Para el éxito de Star Wars, Kenner Canada lanzaron unos set de Utility Belt para Vader, Luke y Leia en el año 1979. Estos son unos sets ultra raros y en particular el cinturón de utilidades de la Princesa Leia donde se incluyó, entre otras cosas, un walkie-talkie y un reloj que eran, literalmente, los mismos que Remco había usado anteriormente en el set de Batman en 1973 y en el set de Space: 1999 en 1976.
Las diferencias eran, para el walkie-talkie, la calcomanía donde en uno era el símbolo del murciélago; y en el otro, el logo de Star Wars. Para el reloj, había un cambio de colores y la calcomanía central. Simple y efectivo.
En el año 1978 fueron lanzados los juguetes de 12″ para la serie Hardy Boys y para Star Wars, sin tener certeza de cuál se lanzó primero. Lo que si es posible asegurar es que ambas comparten los cuerpos de las figuras de 12″ de The Six Million Dollar Man de 1975. En particular, parte del cuerpo de Chewbacca es una reutilización del cuerpo de la figura Bionic Big Foot de la misma serie.
Otro ejemplo algo más escondido fue el Ewok Family Hut, de la línea preescolar de Kenner. A simple vista, parece un juguete completamente nuevo, pero si se revisa con atención, se nota que está claramente inspirado en la clásica Treetots House, un éxito de ventas de Kenner años antes (1975).
Lucasfilm, al parecer, no permitió que Kenner hiciera un reciclaje directo, así que los diseñadores rediseñaron por completo la estructura externa, manteniendo la esencia del interior: elevadores, rampas, espacios secretos… en resumen, un diseño que encantaba a los más peques. Y aunque hoy casi nadie colecciona esta línea (salvo unos pocos fans acérrimos), sigue siendo genial ver cómo la esencia del Treetot se transformó en la casa de los ositos más famosos de Endor para los más pequeños de la casa. Un detalle interesante es que este playset se etiqueta en su caja como parte de la línea de juguetes Wicket the Ewok así como de Return of the Jedi. Hay que tener en cuenta que se prototiparon cuatro figuras y dos vehículos que se pensaron lanzar para Star Wars.
Gracias al incuestionable éxito de la película de Star Wars y en relación directa todo su merchandising es que de cara al futuro podría haber harto producto que reutilizar en nuevas líneas de juguetes.
Para cuando llegó 1980 y se estrenó The Empire Strikes Back, Kenner ya tenía el asunto más controlado. Con tiempo suficiente para planificar y desarrollar una línea de productos más sólida, la reutilización dejó de ser una necesidad urgente. Así, se hizo un cambio de la cara de la moneda, donde los juguetes de Star Wars fueron reimaginados como parte de otras franquicias con un resultado sorprendentemente bueno.
En el año 1979, Kenner diseñó y desarrolló un pequeño set de figuras y caballos inspirados en la película Butch Cassidy and the Sundance Kid: The Early Days (1979).
En esta línea y en la Real West, la figura de Sundance Kid tiene una cabeza sospechosamente parecida a la de Luke Skywalker (tanto la versión original de 1977 como la de Bespin en 1980). La gran diferencia, claro, es que Sundance lleva un sombrero y un bigote, pero si se comparan bien los rasgos, la similitud es notable. ¿Fue la cabeza de Luke la base para este vaquero? Es posible. Otra muestra de cómo Kenner reutilizaba todo lo que podía… hasta las caras.
Kenner tenía planes ambiciosos: una reutilización de base rebautizando la línea como The Real West e incorporar personajes legendarios del Lejano Oeste, además de relanzar las figuras de la película con un nuevo empaque. Aunque los diseños no reflejaban con exactitud la apariencia real de sus contrapartes históricas, la primera oleada incluiría a Billy the Kid, Gerónimo y Jesse James. Kenner también planeaba relanzar el genial vehículo Mint Wagon (inspirado libremente en la película The War Wagon, con Kirk Douglas y John Wayne).
Uno de los ejemplos más divertidos es el Western Café, parte de la línea Real West de Kenner de 1980. ¿La base de este playset? Nada menos que el mítico Creature Cantina de Star Wars. Sí, esa escena inolvidable de Tatooine fue convertida en una cantina del Viejo Oeste, con un set notablemente más elaborado que su versión original: se le cambió el color (de amarillo galáctico a marrón saloon), rediseñaron el fondo con cartón impreso, agregando un cantinero, un candelabro de araña, unas calcomanías tipo madera e incluso le pusieron unas puertas vaqueras que quedaban perfectas. La transformación fue tan buena que casi parecía un nuevo juguete. Y de paso, le daba la vuelta a la historia: si Lucas había convertido una cantina western en algo espacial, Kenner hizo el viaje de vuelta, devolviéndola al viejo oeste.
Una cosa es reutilizar el juguete y otra más curiosa es reutilizar el modo de venderlo y promocionar sus virtudes y jugabilidad. Eso es lo que se aprecia en las fotografías de catálogo en que son una copia literal en toda la forma, y así también en cómo se colocan estas fotografías en la caja. Por otro lado, ambas publicidades en los folletos se presentan con la cantina en la parte izquierda, mientras que al lado derecho se muestra un transporte ad-hoc. Finalmente, por razones que se desconocen, Kenner canceló la línea justo cuando las figuras de personajes estaban casi listas para entrar en producción.
La línea de la tercera entrega de la saga, Return of the Jedi (1983–1984), fue bien planificada desde el inicio, por lo que no hubo necesidad de reutilizar. En cambio, el fenómeno fue al revés. Kenner encontró oportunidades para reutilizar moldes de forma muy particular. Aquí es donde empezamos a ver cómo algunos juguetes de Star Wars comenzaron a mezclarse con otras franquicias. Y lo que salió de ahí es, cuanto menos, digno de museo pop.
Para esta línea de muñecas de 1981, en pleno boom de Star Wars, nacen las Glamour Gals aprovechando el éxito del tamaño de los juguetes de Star Wars (que eran más pequeños a lo que se estaba acostumbrados), enfocados en niñas, ya que suponían Star Wars era más público de niños (en los comerciales no aparecen niñas).
Así entonces, el Action Display Stand que originalmente se usó para exhibir las primeras 12 figuras de Star Wars, fue adaptado para un desfile de moda. Este stand era una base gris con fondo de cartón y una función muy sencilla: podías girar las figuras levemente para que posaran. Obviamente este diseño era perfectamente adaptable para mostrar otras figuras y así nació el Glamour Gals Fashion Stand para la línea Glamour Gals.
Como las muñequitas de la línea Glamour Gals eran de un tamaño similar a las figuras de acción de Star Wars quedaban muy bien en la base. Cambiaron el fondo de galaxias por un skyline citadino, pintaron la base de negro y le hicieron espacio para cinco figuras más. El resultado era ideal para simular una pasarela de moda con muñecas posando como en un desfile. Según vi en un comentario en la red X, las figuras de Star Wars no encajaban bien en este nuevo stand.
Con esta serie, al menos, Kenner continuó con sus ideas de marketing en regalar juguetes en promociones por compras, enviando las pruebas de compra en las figuras. Así, regalaban otras figuras especiales, además de este stand. Por este motivo, al ser un producto exclusivo por correo es difícil de conseguir hoy en día.
Uno de los casos menos curiosos es el de la figura de 12 pulgadas de Indiana Jones, parte de la línea The Adventures of Indiana Jones. Aunque sólo se lanzó una figura de ese tamaño, su cuerpo y cabeza fueron reciclados directamente del muñeco de Han Solo de gran escala, que había salido en 1979. Era obvio, si ambos personajes son interpretados por el mismo actor, Harrison Ford.
Por algún motivo, le pintaron los ojos de azul, siendo que Ford los tiene color café. También oscurecieron un poco el pelo, lo que hace que se vea un poco más realista, pero manteniendo su peinado setentero. Dado que fue la única figura lanzada en dicho formato para la línea de Indiana Jones, probablemente, si Kenner hubiera tenido que hacer este muñeco desde cero, ni siquiera lo habrían lanzado. Así que sí, este es un claro y obvio ejemplo de reutilización. Han Solo no solo pavimentó el camino para Indiana Jones… ¡también lo prestó en forma de figura de acción!
Para la línea de Butch Cassidy and the Sundance Kid: The Early Days se hicieron los caballos de Butch (Bluff, Negro) y Sundance (Spurs, Blanco). El caballo blanco fue reutilizado tal cual en la línea de juguetes de Indiana Jones.
La mayor reutilización de productos Star Wars de Kenner vino en 1992, cuando lanzaron su línea de juguetes para la película Robin Hood: Príncipe de los Ladrones. Además, estos juguetes tienen varias reutilizaciones desde los Super Power, lo que se revisa en detalle en el artículo Robin Hood y el Multiverso Kenner. Como gran parte de la historia se desarrolla en un bosque lleno de plataformas, trampas y refugios secretos… alguien debe haber recordado a los pequeños Ewoks.
Tomando solamente el universo Star Wars, Kenner tomó el molde completo del Ewok Village, le hizo unos cambios mínimos (adiós al trono de C-3PO), agregó un poco de “hojas” de plástico en la parte superior de los árboles y —listo— nació el Sherwood Forest Playset.
Encajaba tan bien con el concepto de la película que parecía diseñado desde cero. Hasta las poleas, redes y plataformas se adaptaban perfectamente al estilo del bosque medieval. Y seguramente para algunos, quitar a los Ewoks mejoró bastante este playset.
Kenner también recicló el Ewok Battle Wagon, sumándole una catapulta (también tomada de otro set de Return of the Jedi) y cambiando algunos colores. Le agregaron escudos, detalles en bronce y un par de piezas nuevas para darle un look más rústico-medieval. Así nació el Battle Wagon, que incluso para alguien sin conocer los juguetes Star Wars, pintaba bien dentro del mundo de Robin Hood, a pesar de que nunca aparece en la película.
Esta es de las reutilizaciones más locas y geniales: para hacer la figura del Fraile Tuck, Kenner reutilizó o se inspiró en gran medida en el cuerpo del Gamorrean Guard, el clásico y más importante guardia de Jabba. Como el personaje en la película iba todo el tiempo cubierto con una túnica, ¿Quién notaría la diferencia?
Lo que se aprecia al comprar las figuras pueden ser dos cosas: 1. Reutilizaron la base del molde y modificaron algunas cosas para llegar a la figura del fraile, o bien 2. Reutilizaron algún molde no usado de un guardia gamorreano. ¿Por qué hacer esta figura del fraile así desde cero? No tiene sentido. Lo que se ve es que quitaron la armadura en el pecho, cambiaron las hombreras, suavizaron algunos detalles de la “falda” de pelos, agregaron un cuchillo en el cinturón, repintar con colores humanos y por supuesto, le colocaron una cabeza acorde al fraile. Si la figura se conservaba bien, sólo se verían las sandalias, las manos y la cabeza del fraile, sin sospechar que era el Dr. Jekyll de un guardia gamorreano.
La línea clásica de Star Wars y sus derivados llegó oficialmente a su fin en 1986, cuando las últimas figuras de Droids y Ewoks desaparecieron silenciosamente de las estanterías. Durante casi una década, no hubo juguetes nuevos de la saga. Pero eso no significó el fin del legado de Kenner y lo diseñado para Star Wars: algunas piezas comenzaron a reaparecer disfrazadas bajo otras licencias.
Cuando Kenner lanzó su línea de juguetes para la película de Batman (1989), tenían cientos de gadgets del murciélago para inspirarse. Pero ¿Qué hicieron? Tomaron un viejo rifle láser de Star Wars y lo convirtieron en la principal arma del Caballero Oscuro.
El Electronic Laser Rifle fue renombrado como el Sonic Neutralizer. Se le agregó una antena con forma de plato (nada intimidante, la verdad), le pusieron un logo de Batman y le pintaron detalles dorados. Así y todo, el diseño era inconfundible, el corazón del juguete seguía siendo puramente galáctico… aunque ahora con capa y orejas puntiagudas.
Aunque parezca que ya lo vimos todo, el mundo de reutilización de juguetes Kenner guardaba otro secreto que nunca vio la luz. Para los juguetes de Robocop se tuvo un prototipo en donde sea adaptaba el Laser Rile Carry Case como un arma pensada para ser parte de la línea de la franquicia. Finalmente, esta arma no vio la luz en producción y fueron otras tres las que se incluyeron.
Explorar la reutilización de los juguetes de Star Wars y en general no sólo es entretenido —también es revelador. Nos permite entender cómo funcionaba la industria del juguete en esa época, cómo se tomaban decisiones estratégicas bajo presión, y cómo una buena idea (o molde) podía tener muchas vidas. Y lo mejor de todo: estos juguetes reciclados son un campo de juego fascinante para los coleccionistas. Son raros, a veces extraños, pero llenos de historia.