En 1978 tuvo lugar uno de los casos más controvertidos en la historia del copyright. La productora de Star Wars, 20th Century Fox, presentó una demanda contra Universal Studios, responsables de la serie original Battlestar Galactica.
Según 20th Century Fox, la nueva serie contenía demasiadas similitudes con el universo creado por George Lucas. Alegaron infracción de derechos de autor y presentaron una lista de 34 elementos que, según ellos, habían sido “copiados” o eran excesivamente parecidos a Star Wars. Entre los principales puntos de la demanda se encontraban:
Por su parte, Glen Larson, creador de Battlestar Galactica, sostuvo que había sido cuidadoso para no tomar referencias directas de Star Wars, evitando elementos icónicos como los sables láser. Además, afirmó que el concepto de su serie había sido concebido mucho antes del estreno de la película de Lucas. Larson también mencionó que en una conversación previa con Gary Kurtz, productor de Star Wars, le había comentado los fundamentos de su proyecto.
En respuesta, Universal Studios presentó una contrademanda acusando a Star Wars de haberse inspirado en películas y series previas, como Silent Running (1972) por el uso de drones, y la clásica serie de los años 30 Buck Rogers.
El caso se resolvió fuera de los tribunales el 22 de agosto de 1980, dos años después de iniciada la disputa. Ambas partes acordaron que, especialmente en el género de ciencia ficción, las obras suelen estar influenciadas por trabajos previos. Sin embargo, para Battlestar Galactica, la resolución llegó demasiado tarde: la serie original ya había sido cancelada, y The Empire Strikes Back estaba a punto de conquistar los cines.
El reconocido autor de ciencia ficción Jerry Pournelle reflexionó años después sobre este enfrentamiento legal: