Star Wars: Fanáticos de aquí y de allá es un reportaje realizado por Clara Bustos para la revista Crónicas del Domingo a finales de los años en 90s para el estreno del episodio I La Amenaza Fantasma. En este reportaje se revisaron algunos temas particulares de los entrevistados, entre los que me encuentro yo y mi amigo Juan Carlos, así como detalles del Fan Club Star Wars Chile en esa época.
A continuación el escrito completo del reportaje.
Fanáticos hay en todas partes, pero como estos, pocos. Capaces de recitar la famosa trilogía galáctica desde sus créditos iniciales hasta el clásico The End, forman un nuevo genotipo humano amante de la tecnología, la ciencia ficción y la épica.
A lo largo de Chile se han ido “oliendo”, contactando y agrupando para revisar una y otra vez las cintas, inventar juegos, crear páginas web, intercambiar colecciones y libros, diseñar disfraces y hasta filosofar, teniendo como base una única y gran pasión: la Guerra de las Galaxias.
Para demostrar que no son poca cosa, tuvieron su primera convención en marzo pasado. Lavín les prestó sede y ellos pusieron “la Fuerza”.
Se llaman a si mismos Fan Club Star Wars Chile, y son la fusión de una decena de clubes nacidos espontáneamente entre grupos de amigos que vibraban con los efectos especiales y el argumento épico de la trilogía.
Existían —aunque disgregados—desde mucho antes de las ediciones especiales y el publicitado anuncio del Episodio I Phantom Menace. Con cabecillas en cinco regiones (Antofagasta, Santiago, Viña del Mar, Concepción y Temuco), hoy están preparándose para recibir “como Dios manda” la historia que les brindará el pionero director de la ciencia ficción.
Mauricio “Jhantor Lars” Sáenz (23 años) uno de los subdirectores, explica que se encuentran tramitando la oficialidad de la organización, por lo cual están en conversaciones con Losani (Fox), representante de Lucas en Chile.
En este pequeño imperio la mayoría de los fanáticos asociados son universitarios; no obstante, también hay niños, profesionales jóvenes, estudiantes secundarios y uno que otro progenitor entusiasta. Los hombres proliferan. “No hay muchas mujeres. Y no es que no las recibamos… pero son más apáticas”, indica Mauricio. “Debe ser porque son muy pocos los personajes femeninos, sugiere Lizette Saavedra (23 años). Y agrega “No soy tan fanática como los otros, y eso que soy harto. Pero Mauricio, se pasa. Grabó la película en casette y a veces la pone en el auto. Así, mientras maneja, va repitiendo los parlamentos”.
No es el único capaz de recitar las películas desde los créditos iniciales hasta el fin. Una de las mayores entretenciones del club es revisar la trilogía una y otra vez; razón por la que el grueso de sus adherentes puede describir sin problemas cada movimiento, escena, efecto, música y palabra… en inglés y castellano.
Organizados como el que más, están divididos en comisiones. Cada cual abocada a lo suyo. Así, la de disfraces guía, diseña, corta y cose; la de performance se dedica a las luchas con espadas; la de audio pule y regraba sonidos; y la de acción social piensa qué centro de niños irán a visitar con tan fantasioso regalo. Los socios viñamarinos son más severos. No están para disfraces ni juegos de espadas. Lo suyo es conversar acerca de la filosofía que esconde la Guerra de las Galaxias, tarea a la que dedican buenas horas semanales. Mientras tanto, los fanáticos penquistas se adentran en el espacio virtual, buscando informaciones y adherentes en todo el globo. Estas diferencias no importan a la hora de admirar a Lucas: “el club está abierto a todo interesado que desee integrarlo; no importando su edad, sexo, posición política en el Senado de la República, raza, especie, planeta de origen o dominio de la Fuerza. Imperiales, Rebeldes, Contrabandistas Corelianos, Cazarecompenzas, Androides, Jedies o Lores del Sith serán admitidos igualmente”.
Para Mauricio el atractivo de la película se divide en dos. Por un lado, el quiebre de tecnología que representó. “Para la película se crearon una serie de efectos que no existían y que resultaban casi imposibles para la época. Lo más increíble de esto es que han pasado veinte años y siguen siendo usados por la industria cinematográfica”.
El otro aspecto que lo seduce es que sea “una historia que recupera lo mitológico, lo antiguo. Un mundo totalmente inventado que te llega a parecer creíble, a diferencia de otras películas de ciencia ficción. Lucas dio un mito a las nuevas generaciones. Ahora, él ha dicho que Episodio I está dirigido más a los niños que a los fanáticos viejos. Lo que yo encuentro excelente porque el está gestando otro quiebre generacional, de modo que gente nueva se meta en el universo SW”.
Juan Carlos Muñoz, sostiene que es una entretención, un mundo que llena. “No se trata de un estilo de vida, pero esa cosa de ver las figuritas, coleccionarlas, aprender de los efectos… Todo eso marcó una etapa en la infancia de muchos. Por otra parte, nunca había visto una película tan larga que me envolviera todo el tiempo con la misma tensión”.
En cuanto al Episodio 1, concuerda con Mauricio señalando que “lo que ahora quiere George Lucas es abarcar a otra generación. Tomarla y dejarla tal como hizo con nosotros. Es un reto más difícil que el anterior. Y es justamente lo que llama la atención de los fanáticos viejos ¿qué es lo que Lucas va a entregar ahora?”.
Sea bueno o malo, se preparan. Están en conversaciones con Fox para que el próximo 24 de junio se exhiba una avant premiere exclusiva para fanáticos —tal como se hizo en Estados Unidos—. Si la idea no prospera —la crisis asiática también se siente aquí— los contactos con Hoyts les permitirán reservar un suculento paquete de entradas que compartirán con sus congéneres argentinos, muchos de los cuales no quisieron esperar un posterior estreno allende Los Andes.
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